La Arboleda
El corazón autóctono del MUMA
En el corazón del parque, la arboleda se despliega como un refugio natural y un punto de encuentro. Este monte nativo ha crecido en equilibrio con el entorno, generando un ecosistema interconectado donde cada especie cumple un rol fundamental.
Sus árboles —Guayabo, Blanquillo, Pitanga, Garupá, Chalé Chalé, Impoyé y Ombú— favorecen la regeneración del suelo, la regulación del agua y la estabilidad del paisaje.
El crecimiento de un monte nativo es un proceso lento y gradual, que puede tomar décadas. A diferencia de especies introducidas de rápido crecimiento, los árboles autóctonos se desarrollan en armonía con el ecosistema, generando suelos fértiles, regulando la humedad y estableciendo relaciones esenciales con la fauna local.
En la arboleda habitan aves como el Benteveo, el Cardenal Común y el Zorzal Colorado; mamíferos como la Comadreja Overa y la Mulita; polinizadores como abejas nativas y mariposas; además de reptiles y anfibios que encuentran en este monte su espacio de vida.
