Bestiario
Una exhibición de Gustavo Tabares
En los años noventa, Gustavo Tabares dio forma por primera vez a sus animales de madera. Coincidía ese momento con el nacimiento de su hija María Venus, y junto con ella emergió una familia de criaturas que, bajo el título Soltando os bichos, se presentó en una galería de Porto Alegre.
Aquel gesto de “soltar” fue doble: liberar la imaginación y dar vida a figuras nacidas de lo íntimo para salir al encuentro del mundo. Décadas después, con la llegada de Olivia —su segunda hija— y de su primer nieto, los bichos regresan. Vuelven a soltarse, cargados de la misma energía vital que los vio nacer: la de quien necesita contar historias a través de la materia y del tiempo compartido.
Gustavo Tabares
Montevideo, Uruguay — 1968
Artista visual, docente y gestor cultural, Tabares desarrolla una obra que combina referencias populares con reflexiones sobre la memoria, la identidad y la historia.
Aunque se considera autodidacta, se formó con Carlos Capelán, Hugo Longa y Rimer Cardillo, y desde 1989 expone en Uruguay y en el exterior, participando en bienales como la de Venecia (2015).
Ha recibido distinciones como el Premio Paul Cézanne, el Salón Municipal y la Beca FEFCA Justino Zavala Muniz (2023). Su obra integra colecciones en Uruguay, Brasil y Estados Unidos.
Los animales regresan
Cada pieza es única: construida con maderas recicladas, herramientas manuales y técnicas tradicionales. Clavadas, ensambladas y pintadas a mano, las figuras —un jaguar, un zorro, un ñandú, un pez o un carpincho— dan cuerpo a relatos que entrelazan fábulas, aventuras e influencias de Quiroga, Solari y Longa.
Los títulos en guaraní evocan la memoria viva del territorio, recordando la conexión entre lengua, paisaje y herencia cultural.
Entre lo cotidiano y lo mítico
Los animales de Tabares no son juguetes ni esculturas: habitan un espacio intermedio donde lo ancestral se cruza con lo contemporáneo.
Hablan del oficio, la espiritualidad y el amor por la naturaleza. En esta muestra, se sueltan una vez más para encontrarse con quienes aún pueden mirar con ojos de niño.
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